jueves, 1 de agosto de 2013

SILENCIOS

Siempre he pensado que las personas somos pozos, esos pozos de piedra con su cubo en el borde, situados en medio de un jardín de musgo y hiedra con olor a verde. La mayoría de estos pozos están abandonados, tan llenos de ideas propias que estas calcifican y no dejan lugar a la entrada de otras nuevas. El agua entonces se estanca y el verdín de la vanidad cubre nuestra superficie creándonos la falsa ilusión de estar llenos de todo cuando en realidad estamos llenos de nada. 

Pensamos que sabemos todo de la vida y que nuestra misión es dar lecciones a los demás, de manera que el ruido mundano resulta ser un continuo choque de consejos perdidos en la anegación. 
No consiste tanto en hacer un esfuerzo, un esfuerzo se realiza cuando levantas a pulso dos cartones de leche, es cultivar la ilusión de que otros pueden hacernos rebosar pero de riqueza de vida.
 
Qué paradoja, escribo sobre escuchar hablando, y sobre no dar lecciones aconsejando,  permitidme echaros esta moneda, ya guardo silencio.


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