lunes, 16 de diciembre de 2013

Un trozo de vida

Me gustan las películas que son un trozo de vida. Esas que parece que miras por una cerradura y espías con permiso esa historia recortada por las paredes de una habitación. Más allá no sabemos que ocurrirá, lo intuimos, pero intuir la vida después del "The End" es nadar en mar abierto, demasiado azul, demasiado profundo, demasiado horizonte.

Me gustan las películas que son un trozo de vida, pues no todas lo son, esas de chico conoce a chica y todo va bien no son trozos de vida, son historias sin más, algo ajeno que gusta porque parece imposible. Las que son pedazos te dejan una sensación que perdura, qué sucederá después, cómo superarán aquello...porque no acaban, sólo esconden las escenas del resto de su vida.
Y son esas preguntas que te haces en los créditos las que nos hacemos a nosotros esa tarde en que sentimos que no tenemos las respuestas de todo, que nada está escrito y que el mañana es algo inesperado.

Por eso me gustan las películas que son un trozo de vida, porque pueden ser un trozo de nuestra historia. Una historia en la que después del "Fin" sólo podemos intuir eso, la vida.

Les petits mouchoirs
Les petits mouchoirs

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