martes, 15 de octubre de 2013

Hoy me siento orgullosa

Creo que sentirse orgulloso de algo es una suerte, precisamente porque no sucede a menudo. Quizá porque nos exigimos demasiado, quizá porque nada ni nadie nos parece suficientemente bueno. Ay que ver lo exigentes que podemos ser desde nuestra cómoda butaca de jueces inmóviles.

El caso es que yo tengo suerte, casi a diario me siento orgullosa por algo. Y de pronto hay un día en que confluyen los orgullos (bien entendidos) y ese día se torna de colores. Pues de la mano del orgullo va la euforia y el sentirte afortunado y capaz de todo. Porque es saber que vales y valen, que eres un tío con suerte porque está en tu mano el límite, que todo merece la pena.


¿La confluencia de orgullos sucede en un buen día? Paradójicamente no. Sucede en un día no malo pero sí difícil y, sin embargo, tomas la vida como un reto superable incluso con notable. Entonces cosas olvidadas resultan dignas de mención.

Sentirse orgulloso se confunde con el éxito, parece que sólo un triunfo es digno de él. Yo por un éxito siento satisfacción, pero por un abrazo bien dado, por una postal en mi buzón, por un deseo de feliz día, por el entusiasmo de quien me espera y por la expectación de quien me lee, me siento infinitamente orgullosa.

Hoy no inundan mis horas / Meryland
Hoy no inundan mis horas / Meryland




Hoy me siento orgullosa y eso que parece que las nubes que inundan el cielo quieren inundar de lluvia mis horas. Pero hoy pongo yo la luz.

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